¿En qué punto se conectan el amor y la gastronomía peruana? ¡Te lo contamos con la historia de los chefs más reconocidos del país!
Hace aproximadamente un mes, Central fue elegido el mejor restaurante del mundo, y todos los peruanos inflamos el pecho de orgullo.
En la ceremonia de premiación, que se realizó en Valencia, fue imposible no notar que el logro del restaurante peruano es de a dos: el triunfo es de los chefs -y esposos peruanos- Virgilio Martínez y Pía León.
Sí, el feliz matrimonio está a cargo de Central: Pía León se unió al restaurante en su primer año de apertura hace casi 15 años y, desde entonces, junto a su esposo, ha elevado la cultura gastronómica peruana al más alto nivel.
Por eso, desde aquí nos preguntamos, ¿es la cocina un espacio en donde puede florecer el amor? ¡Aparentemente sí! Ya que Virgilio no es el único… Nuestro célebre chef Gastón Acurio conoció a su esposa, la famosa repostera Astrid Gutsche, mientras ambos estudiaban gastronomía en París.
El 14 de julio de 1994, con un gran sueño en mente, abrieron las puertas de su primer restaurante como pareja: Astrid & Gastón, uno de los primeros restaurantes en ofrecer haute cuisine en el Perú.
Y el resto es historia: hoy la célebre pareja también está detrás de los restaurantes La Mar, Tanta, Panchita, entre otros proyectos que también se encuentran en el extranjero.
Y si de chefs contemporáneos restaurantes se trata, no podemos dejar de mencionar a la pareja de chefs, Francesca Ferreyros y Jorge Muñoz, quienes no solo comparten amor y respeto, sino también la pasión por la cocina.
Ferreyros es la fundadora de Baan, un restaurante en donde convergen sabores asiáticos y peruanos; mientras que Muñoz es el creador de La Verdadera: en donde las ‘burgers’ son cosa seria.
Para cerrar la lista con broche de oro, tenemos a Juan Manuel Umbert y Janice Buraschi Ericsson: dos chefs que no solo se dieron el “sí, acepto” en el altar, sino también en la cocina.
La dupla culinaria está a cargo de Pasta, una trattoria casual que, hoy en día, es considerada una de las mejores cocinas italianas de la ciudad. Y, si realmente tienes dudas, lo mejor es que reserves una mesa cuanto antes.
Si algo nos queda claro es que, en el Perú, las parejas no solo viven de amor, sino también de mezclas, sabores y fogones. Que lo que une el amor, ¡no lo separe el hambre! Y tú, ¿te animarías a tener un emprendimiento culinario con tu pareja?
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