Uno de los momentos más difíciles de la celebración de un matrimonio es, sin duda, elegir a la wedding planner: este paso determinará quién acompañará a la novia a lo largo de toda la planificación de su boda.
¿Desde cuándo trabajas como wedding planner?, ¿cómo descubriste esta vocación tan particular?
Trabajo como wedding planner desde el año 2011. Se podría decir que ya tenía un background previo como productora de eventos y jefa de marca (realizando lanzamientos de distintas empresas transnacionales). También tuve dos empresas de BTL que brindaban todo tipo de servicios para eventos corporativos, conciertos, medios de comunicación, etc. Pero todo cambió cuando comencé a descubrir el mundo de las bodas y encontré una línea muy interesante para desarrollarme como productora. Me sentí completamente atraída por esa nueva faceta y lo reafirmé cuando organicé mi primera boda. ¡Era un pez en el agua!
Personalmente, no me gusta mucho decirle a las novias que somos hadas madrinas. Prefiero que sepan que me vean como la compañera ideal: yo seré la persona que cuidará el presupuesto de la boda en cada paso de la planificación buscando que se cumplan los sueños de la novia.
Lo más importante para mí es que los novios aterricen un presupuesto (y un tope máximo), para así materializar y organizar todo el trabajo que será posible realizar. De lo contrario, todo será en vano, y mi trabajo no es hacer soñar a las novias con lo que no van a alcanzar, sino hacer realidad las cosas que más desean con sinceridad y eficiencia.
Definitivamente, como el mismo nombre lo describe, como un “servicio”. Intento ser una wedding planner no comercial, y con ello me refiero a que en mi organización se prioriza el servicio por encima del negocio. Si bien es cierto que nadie trabaja gratis, el dinero no es lo que nos mueve a dar el 100% de nosotros.
Las personas que trabajan conmigo están orientadas al servicio, la asesoría y la investigación, ya que queremos brindarles a los novios lo mejor de nosotros para que se sientan cómodos y perciban empatía con sus necesidades y bolsillo.
Tienes bastantes opiniones positivas por parte de las personas que han trabajado contigo, ¿cómo construyes esa cercanía con los novios?
Sinceramente, me siento muy privilegiada. No puedo mentir y decir que todo es perfecto, ya que siempre hay bajas y altas, sin embargo, agradezco mucho a Dios por la valoración de los recién casados y sus padres (cuya apreciación es importantísima para mí). Al finalizar una boda, me felicitan, abrazan, recomiendan y comentan positivamente sobre los servicios recibidos.
Considero que siempre buscamos darles tranquilidad, seguridad y la sensación de que tienen a un equipo que les transmite garantía, transparencia y efectividad. Son muchas cosas que se ponen en juego en una boda, y siempre estamos arriesgando nuestro nombre y prestigio para que la ceremonia sea impecable y de primer nivel.
Sin duda, las situaciones familiares, ya que como wedding planner tienes acceso a información privilegiada de los contrayentes: padres ausentes, padres divorciados, padres con segundo esposo(a) o novio(a). A veces, también se presentan problemas con varias mamás que opinan de una forma crítica sobre un aspecto de la boda y terminan incomodando a la novia. En los momentos más difíciles, intentamos tener una posición compresiva y firme a la vez.
Has estado presente en momentos bastante emotivos, ¿cuál es la boda que más recuerdas?
¡Recuerdo más de una! Tengo en mi memoria y en mi corazón tres bodas y un rompimiento. La primera boda fue en octubre del 2012, con una familia bellísima que no quiso que yo faltara el día de la boda (me encontraba con una licencia pre natal y salía fuera de cuenta el mismo día). La segunda boda fue en abril de este año, con una pareja a la que estimo mucho y con la que me divertí muchísimo durante la planificación. Y la tercera boda que recuerdo, fue en agosto de este año, con una pareja muy linda que se casó contra viento y marea en circunstancias muy difíciles.
También recuerdo un rompimiento, que sucedió este año, y me impactó muy fuerte a nivel personal. Lo más difícil fue asesorar a la pareja para la disolución de contratos, pagos de penalidades y otros trámites; sin ponerme triste por lo ocurrido.
Finalmente, ¿cuál es el tiempo requerido que los novios necesitan para contar con tus servicios?
Mi recomendación siempre es que vengan a hacer su primera consulta dieciocho meses antes de la boda; sin embargo, mi empresa ofrece planes para todas las necesidades. Justamente, nuestros contratos están diseñados para enlazarse con los tiempos de cada pareja y así lograr una boda perfecta.
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